
Una realidad que duda ni cree del empoderamiento del pueblo y se ampara en una Democracia triste y sin ilusión, una realidad forzada al profesionalismo, datos estadísticos y a la ciencia “con evidencia” olvidando el sentido común, donde el protagonismo jerárquico es prioritario y el materialismo una necesidad básica y donde las personas son valoradas como simples números y mercancía de mercadillo-barato.
Una realidad donde por primera vez podemos escuchar: “ahora la Salud NO es lo que importa”, y lo que nunca podría haber imaginado experimentar, una realidad, donde es fácil divisar y apuntar al enemigo.