martes, 10 de febrero de 2015

El miedo de Marc es cosa de todos

Carlos Martorell 2015

Soy Marc, me considero cantautor y dramaturgo, colaborador en diversos programas de Radio del Baix Llobregat (Barcelona), donde intento comunicarme, expresar mi interior, expresar opiniones, demostrar fortalezas y aceptar debilidades, inquietudes, miedos y temores.

Miedo a que la tendencia immobilista de la psiquiatría propicie más ingresos hospitalarios. Por ejemplo ese immobilismo provoca una desobediencia repentina del "enfermo" cuando seguramente con una medicación bien ajustada no ultrapasada no ocurriría. Cuando una persona se queda sin sexualidad le vienen ganas de abandono repentino...¿A quién, sea paciente o humano de a pie, le gusta renunciar a su sexualidad?
Miedo a pasar una media y larga estancia encerrado, Miedo a que no me traten con soporte comunitario, Miedo a sólo hablar 10 minutos cada dos meses, Miedo a estar más solo que la una, Miedo a no saber qué es el Amor.



Marc Balaguer 2014


Hacia Dónde 

Es creíble pero bochornosamente punzante todo lo que vemos, oímos, 

olemos, tocamos, pero en realidad no hacemos más que pseudosentir 

"lo qué", qué queremos, así nos sentimos sin más condición necesaria,

que la de obviarnos, en un ente autodenominado mundo.


Por ELLA 

ella; 

la alegra; 

salsea en los puentes; 

yace insomne; 

acorrala la vida; 

fruye lo abrupto; 

enamora los pájaros ; 

transciende al vuelo, 

llega a un gran puerto ; 

ella , es: 

el amor?!


Te Veo: 

que estás insuperable como siempre ; 

me dejas ese estado de felicidad , 

eterno, cósmico 

dormiré pensando en ti , segura en mi mente; 

se me cerraran los ojos profundamente; 

y se levantará el ruido lejano. 

Con el hocico de los días, 

quién pudiera haberte podido hallar; 

es real , es real ! , es real ...! leal!; 

me repito de júbilo; ando; 

pues no se entender una lonja sin ti ; 

ya tu eres la razón de mis días eclécticos y; 

audaces.


 Marc Balaguer,  mi  blog, mis canciones

4 comentarios:

  1. Hola.

    Los bienes no nacen de la nada, hay que crearlos, tienen un valor por comparación y elección de consumo, necesitan de esfuerzo, es decir de trabajo, además de un emprendimiento e iniciativa personal. No tiene mucho sentido decir que los tenemos porque son de todos.

    Los incentivos, ser un producto, no solo la consecuencia de adoptar un personaje y una-función-para-con-los-otros, son lo contrario de esa vocación tan falsa de posesión de una estática función pública, al final siempre burocrática y militar. Como un manicomio.

    Las intervenciones comunitarias surgen en el ánimo de todos en el fondo por contraste entre ese mundo controlado, rígido, público, de las instituciones, y el mundo flexible del desempeño real, de las cafeterías, de las industrias, la calle... Donde la gente solo va y viene y no se cree que tenga un rol social especial. De ser capaces, ahí deberíamos situar nuestro miedo. Nuestra particular falta de poesía es de todos, sí, pero siempre con condiciones. Aunque solo sea en parte, también debería pertenecer a cada de uno.

    Como yo lo veo, mi enfermedad ocurre en mí, y si es mía, no tengo ningún derecho de sufragarla y endosársela emocionalmente a nadie hasta volverla completamente ajena. Es irreal. Compartirla no la hace dueña de todos. Lo que por otra parte me vaciaría de alicientes y justificaría en una inmovilista dependencia.

    Pienso que uno tiene que intentar involucrarse como sea en la vorágine, llámese mercado o como se quiera, en la que sí participamos todos (aunque, en honor a la verdad, no sea partícipe de ninguna idea enfática y de cohesión común).

    Si esto no es posible, y a veces ocurre, tampoco puedo pretender quedarme solo con la parte bonita, habrá que encajar como son las cosas. Volver a engancharme más tarde al huracán o sufrir en parte mis limitaciones, que son solo mías. Una por propia conveniencia y otra por consideración con los que me ha tocado vivir.

    Sé que mi afinidad por esta libertad, de mercado, y la poca fe en una economía dirigida, del tipo que sea, me hace antipático en estos lares tan sentidos.

    Tampoco es mi intención la de dogmatizar. Soy el primer ciego.

    Un saludo

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  2. Todos estamos en el mismo barco. Sentimos de manera parecida.

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  3. Hola Marc.
    Quiero que sepas que comparto lo que dices, el miedo que reflejas. No sé si mi opinión te servirá de ayuda, porque viene del estamento sanitario. Soy profesional sanitario y más concretamente enfermero de salud mental, estoy haciendo un curso sobre Derechos Humanos en Salud Mental y, aunque siempre me ha inquietado el sufrimiento de la persona con problemas mentales, se me ha abierto una gran puerta. Esta es, la de los derechos humanos de las personas con problemas mentales y la forma que tenemos los profesionales de tratar a estas.
    Desde mi dimensión humana sentía esa comprensión como persona, que resulta que puede tener un cierto aire paternalista, que agreda los derechos humanos de las personas con alteración mental por mí tratada.
    Ese miedo que manifiesta no es solo tuyo, lo manifiestan la mayoría de las personas que presenten problemas semejantes a los tuyos. Perdóname que me atreva a escribirte y, quiero comunicarte que no estás solo, que te comprendo. Que un gran número de profesionales de salud mental estamos luchando para cambiar el concepto del paciente mental y estamos adecuando la forma de tratar con dignidad a las personas con trastornos mentales dentro del contexto de los Derechos Humanos.
    Gracias por comunicar tu miedo, porque con ello no sólo tú te ayudas, sino que nos ayudas a nosotros a entenderte y a mejorar....

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  4. Gracias Isidro por tu paso,

    Sobre Derechos Humanos

    http://tiralosmuros.blogspot.com.es/2015/06/la-justicia-social-es-salud.html

    Un abrazo!

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hilari319@hotmail.com